En 2017 se adquirió una antigua bodega del año 1950 ubicada en Paraje Altamira, Valle de la UCO y renovó el edificio con la idea de crear una marca de vino de baja intervención para atraer al consumidor moderno. La idea detrás de la baja intervención es utilizar únicamente ánforas de arcilla para fermentar y envejecer los vinos para obtener la esencia más pura de la uva y el terroir. 

No utilizar tanques de roble o acero, solo ánforas es la forma tradicional de elaborar vino que se remonta al año 6000 a. C. en Georgia. 

Tener un terroir único a 1300 metros sobre el nivel del mar, y al lado de la Cordillera de los Andes, es lo que diferencia a nuestros vinos del resto del mundo y el objetivo es mostrar esta diferencia sin intervención alguna. Prensamos la uva y la elegimos a mano, y también realizamos el etiquetado manual, un producto auténticamente artesanal. 

Todos nuestros vinos se embotellan en la bodega y las uvas se cultivan en nuestras fincas, lo que significa que no compramos uvas de otros viñedos y toda la producción se realiza internamente dando una completa trazabilidad del producto , lo cual es una garantía de calidad.

Estamos trabajando para que todos nuestros vinos tengan la certificación organica, objetivo que alcanzaremos en 2026.